Ese Sentimiento

Soltó la copa vacía sobre la mesa. No podía dejar de pensar y algunas cosas bastante extrañas cobraban vida en su cabeza. Cruzó despacio el ocaso de esos pensamientos que no le permitían divisar el otro lado del camino…

“Le gustaba caminar con calzado elegante, le gustaba el zapato de tacón, le gustaba el tacón fino, su caminar era de forma rítmica y acompasada.

El día estaba gris. Llovía, por eso no le gustaban estos días tan tristes, que invitan a quedarte en casa con un buen caldito como compañero. Miraba las farolas de la calle, estaba cansada de tus idas y venidas, el pelo formaba un remolino en tus pensamientos, las gotas anaranjadas se deslizaban despacio por el lóbulo de la oreja. Suspiró. La neblina de esos ojos, envolvía promesas y muchos secretos. En los días grises no le gustaba decidir nada de nada, cualquier cosa podía suceder, cualquier cosa”

Al principio solo vio un trozo de su sombrero oscuro, a medida que se iba aproximando a esa figura, podía distinguir mejor sus facciones. Era ella, sin ninguna duda. Alta, esbelta, morena, ojos marrones, ella se movía seduciéndole a cada paso, andaba contoneándose al compás de su felino caminar, era muy alta, lo recordaba. En un segundo levantó la vista, pudo verla, ahí, de frente. No pudo evocar ese recuerdo tan reciente, no pudo recordar el calor de esa mirada, le molestó no recordarlo. Pero a veces  y solo a veces, los sueños son eso… imaginaciones. Se quedó pensativo, sonrío a esa imagen y se dejó llevar.

Arrastró la copa de vino que se estrelló contra el suelo, al igual que sus ilusiones de poder encontrar esa mujer.
Pilar Remartinez