Esta mañana estuve recolocando los cuadros con mis diplomas universitarios, ¡ya tengo cuatro títulos de tres universidades!, la licenciatura en lengua, el de comercio electrónico, el de historia del arte y el de redacción en internet.
Y me dio que pensar, el cerebro necesita que se le alimente, cuando estamos tristes vemos las cosas de distinta manera y solo observamos las cosas malas que nos pasan, por muchas cosas buenas que nos sucedan, por eso esta mañana, me he entretenido a colocar mis títulos universitarios y por un momento hecho una pequeña reflexión acerca de todo esto. Desde luego para lograr todos estos objetivos he tenido que prepararme para tal fin, los títulos no los regalan, hay que estudiar, luego llevar mi casa, tres niños y mi padre, la editorial y este nuestro club, sí, ya sé, el club más que una obligación es un pasatiempo, aquí disfruto compartiendo mis escritos y sentimientos, por eso no concibo que alguien se suscriba y luego no participe, pero eso es otra historia, Como veis, me faltan horas para hacer cosas.
Sé de buena tinta que hay personas que piensan que llevar el club y la editorial hacía adelante es fácil y no requiere aprendizaje alguno, bueno es cuestión de profesionalidad. Yo prefiero trabajar con alguien que se ha molestado en formarse, porque sé que está cualificado y no me va a hacer una chapuza ¡imaginad que publico un libro con todas las páginas numeradas!, desde la primera a la última, ¡menuda chapuza!. Además estando formado se ofrecen mejores servicios a nuestros miembros y autores.
Todo esto no es más que un guiño de agradecimiento, por la constancia, el afecto y respeto y la amistad, sí amistad... con todos sus recovecos.
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