martes, 18 de febrero de 2014

Horas en soledad

Prisionero en la vida

Cansado estaba mirando
por la ventana, él ausente,
se le escapaba el presente
por la puerta caminando.

Rendido marcha encogido,
pues ya no le queda nada,
en esa casa apenada,
se quedó el pobre afligido.

Los años van caminando,
ella sabe que no volverá,
la senda un día devolverá
aquellos hijos alucinando.

Triste el caminante herido,
la ruta dejó en el olvido,
y un ruido como un silbido,
de un amor correspondido.

Despierta su alma dormida,
renace allí un corazón,
devastando su caparazón,
salió ella muy presumida.

Prisionero de su cautiva,
extraño que oye su llanto,
envidia que ya no es tanto,
consecuencia consecutiva.

Tragando los sinsabores
exhibiendo su temor,
de sentir un resquemor,
sintieron unos tambores.

Comienza la desventura,
de un camino ya trazado,
con el brazo encabestrado,
sigue con esa aventura.

Safe Creative #1402180179719

2 comentarios:

José Valle Valdés dijo...

Me resulta muy bien el poema, amiga. Te felicito.

Beso

Eterno amanecer dijo...

Muchas gracias querido amigo José. Seguimos en contacto.
Un fuerte abrazo desde este rinconcito de Madrid.
Pilar R