sábado, 13 de abril de 2013

Las tiñosas


Las tiñosas


 Las tiñosas:


Laureana y Joana eran unas amigas residentes en Puturru de Fua. Eran muy distintas, pero les apasionaba la caza del gamusino. No es que cazaran gamusinos, pues según reconocían entonces, nunca lo había hecho ni nunca lo harían, pues no se consideraban cazadoras.
Laurenana era lesbiana, cosa que no tiene ningún reproche, pero además era feminista radical, odiaba a los hombres, cosa que sí es reprochable. También era independentista, quería sobre todo la independencia de Puturru de Fua de su país, cosa que tampoco es reprochable, pero odiaba su país y todo lo relacionado con él, mucho odio tenía esta chica.
Joana era analfabeta funcional en dos idiomas, el castellano y puturufunense. Estaba fascinada por Laureana. Seguía a Laureana en todo lo que ella hacía y asentía todo  lo que ella le proponía.
Laureana tenía un club social sobre la caza del Gamusino en un local cutre cerca de su casa, en él se hablaba de todo menos de Gamusinos, se llenaban la boca de libertad e igualdad, pero cuando alguien discrepaba de su opinión era insultado miserablemente, en su club solo había libertad para pensar como ella. Como es normal, Joana estaba en este club.
Un buen día se inscribió en el club Casimira, una joven apasionada por la caza de Gamusinos, pero como Laureana y Joana, nunca había cazado uno. Entró en el club para aprender sobre la caza y quién sabe, quizá algún día podría ella cazar Gamusinos.
Rápidamente Laureana y Joana le ofrecieron su ayuda y la guiaron en sus primeros pasos en el complejo mundo de la caza del Gamusino. Pronto descubrieron que Casimira era una joven excepcional y Laureana decidió utilizarla para darle vida a su Club que no es que anduviera muy bien.
Durante unos meses la cosa fue bien, Casimira se convirtió en la sensación del Club y comenzaron a inscribirse nuevos aficionados a la caza del gamusino. Pero la envidia se instaló entre las tres amigas, Laureana y Joana comenzaron a desconfiar de Casimira, la tildaban de “afán de protagonismo” y decidieron deshacerse de ella.
Total, “como Casimira es tonta y todo lo que ha aprendido nos los debe a nosotras, la vamos a invitar a que cree un club y así nos la quitamos de encima y recibirá una lección de humildad, cuando su club fracase y vea que no es tan fácil gestionar un club, regresará a nosotras como un corderito” se decían Laureana y Joana.
La treta de Laureana y Joana funcionó, Casimira abrió un club sobre la caza de Gamusinos, en un bonito local cerca de su casa. Y… la cosa no fue bien para Casimira al principio, trató de replicar el club de Laureana y no, no iba bien la cosa.  Naturalmente Laureana y Joana eran miembros de club de Casimira y se deleitaban de todo lo que acontecía.
Un día Casimira decidió ir más allá, ella quería cazar Gamusinos, no se conformaba con ver videos y hablar del tema, tenía que experimentarlo por sí misma. Y sin encomendarse a ningún santo se fue a buscar Gamusinos. Fue una experiencia única y gracias a ella cambio totalmente la gestión y objetivos de su Club y rápidamente sobrepasó al club de Laureana.
Laurenana no soportó esto y dejó de hablar con Casimira, no solo abandonó su club, sino que cerró el suyo en un ataque envidioso.
La envidia era máxima, no solo no le habían dado una lección a Casimira, sino que les salió el tiro por la culata, Ahora el club de Casimira era más importante que el suyo, además, Casimira había cazado ya varios Gamusinos mientras ellas se conformaban con hablar del tema y mirar videos.
Para colmo de males, Casimira había creado una agencia de caza del Gamusino, eso ya era intolerable, no solo cazaba ella gamusinos, sino que cobraba por lo que le gustaba hacer, era inaceptable, bueno “como es tonta, seguro que fracasa y cuando fracasé, vendrá como un corderito a nosotras”, se decían Laureana y Joana.
Joana continuaba en el Club de Casimira, eran amigas desde hace tiempo y Casimira confiaba en ella. Casimira no sabía que la envidia corroía a Joana y conspiraba con Laureana.
Pasaba el tiempo y el Club de Casimira sobre gamusinos ganó importancia, además le iba muy bien con la agencia, no porque consiguiera clientes en el club, que no los conseguía pues los socios del club solo quería ver videos y hablar de gamusinos, no querían cazar, sino porque supo adaptarse y buscar cazadores de gamusinos en otro lado.
Joana estaba perfilando otro plan para arruinar a Casimira, pretendía crear otro club de gamusinos, pero con la colaboración de Casimira, “qué tonta, ella misma me ayudará a ponerle la cuerda” se decían Joana y Laureana. “Si esta que es tonta tiene esto, yo ni te cuento” pensaba Joana.
Y arrancó el club de Joana, estaba en el mismo local cutre que había dejado Laureana y Casimira lo apoyó, pero pronto apareció Laurena y Joana implantó el estilo de Laureana en el Club. Era una copia del extinto club de Laureana, ese que cerró por una rabieta por el éxito de Casimira. Y como el de Laureana, rápidamente se estancó. Pasaban los años y el Club de Joana no crecía, la gente apenas si asistía, el club apestaba a Laureana. Mientras el de Casimira seguía creciendo y la agencia le iba muy bien.
La envidia de Laureana llegó a tal extremo, que la que dijo que nunca cazaría un gamusino por fin lo hizo, fue uno escuálido y daba grima verlo, pero era un gamusino y orgullosa mostraba su trofeo, ya era una cazadora.
Joana lo tenía más difícil, era analfabeta funcional en dos idiomas y no tenía valor ¿Cómo cazaría un gamusino? La envidia la corroía, ella había enseñado a Casimira, ella era más lista, ella debía cazar gamusinos y por supuesto mejor que Casimira. Como no tenía ni los conocimientos ni la habilidad necesaria, decidió que en vez de cazarlos los podía pintar, así podría mostrar su gamusino copiado como una real y como no sabía pintar, se dedicó a presentar como suyos las fotos de los gamusinos cazados por otros. Su club se convirtió en una recopilación de gamusinos cazados por otros.
Casimira entonces vio como su amiga Joana presentaba los gamusinos de otros como suyos, descubrió con tristeza que incluso se estaba apropiando de sus gamusinos, prestó atención entonces a su alrededor, por fin abrió los ojos, y descubrió la verdad sobre Joana, “¿qué debo hacer con ella?” Se preguntó Casimira
El aliento de los cuatro gatos que frecuentaban su club, hizo que Joana urdiera otro plan, montar una agencia de caza de gamusinos, “es fácil si Casimira que es tonta lo hace, se ve que saca los cazadores de su club, yo tengo un club, puedo sacar de ahí cazadores” pensaba ufana Joana, “pronto le quitaré los cazadores a esta tonta y como Casimira es lela seguro me ayuda con mi agencia como hizo con mi fracasado club”. Pero Casimira ya estaba prevenida.
Casimira se entristeció, no entendía cómo podían ser tan envidiosas, pero si ella solo quería vivir, solo quería hacer realidad sus sueños, solo quería ser feliz. Se ve que para Laureana y Joana la felicidad consistía en arruinar la vida de Casimira.
Laureana y Joana montaron su agencia, estuvo activa durante algún tiempo. Montaron la agencia sobre el trabajo de otros y pensando que con su club conseguirían cazadores de gamusinos. Pronto descubrieron que en el club no había cazadores, solo aficionados a ver videos y hablar de gamusinos. Y como ni de lejos tenían la capacidad de adaptación de Casimira, no encontraron otra fuente de cazadores de gamusinos y cerraron. Primero la agencia y algún tiempo después, el club.
Casimira siguió con su club y su agencia, de vez en cuando escucha noticias de sus antiguas amigas, pero solo rumores, no le interesaba lo más mínimo su destino.
Así que querida amiga Consuelo, ten mucho cuidado con las amigas, que la tiña se instala fácilmente y tiene un apetito voraz.
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